Casi todas las semanas un facultativo sufre una agresión física o verbal mientras ejerce su trabajo.
El año pasado, el Colegio de Médicos registró en total 40 casos. Pero de esa cifra, casi la mitad de los profesionales -18- optaron por no denunciar.
Algunos por miedo a posibles represalias de sus agresores y muchos para no complicarse la vida con pleitos judiciales.
Las agresiones fueron verbales en su mayoría, pero en ocho casos el ataque llegó a ser físico.
En total, se mantienen niveles casi idénticos a los del año anterior, ya que en 2007 el Colegio Médico contabilizó 39 agresiones a través del teléfono específico que creó hace un par de años para que los profesionales comunicaran estas situaciones.
La amplia mayoría se concentra en el sector público (90%) y en los centros de salud. En los ambulatorios se produce el 70%; en los hospitales, el 20% y en los centros privados, el 10% restante.
En todos los juicios celebrados el año pasado, el juez dio la razón al médico. En la mayoría de los casos, la sanción que se aplica es económica, aunque también hay sentencias que disponen órdenes de alejamiento y penas de prisión. Sin embargo, éstas no llegan a ejecutarse dado que los agresores no suelen tener antecedentes penales y son eximidos de cumplir esta pena.
El Colegio ha logrado que los ataques -físicos o verbales- se tipifiquen como atentado ya que se cometen contra un funcionario público. Hasta hace unos años, se consideraban falta y en consecuencia el castigo era menor. Además, los pleitos se están celebrando en su mayoría como juicios rápidos, lo que hace que se resuelvan con celeridad. De hecho, ha habido algún caso que ha tenido la condena al día siguiente de producirse la agresión, como la que sufrió un médico de Urgencias del Materno. El presidente del Colegio, Juan José Sánchez Luque, anima a los profesionales a denunciar siempre que sufran un ataque, sea físico o verbal, para sacar a la luz el problema y a su vez para que el agresor tenga su castigo. "El médico lo pasa mal porque se plantea que mientras está velando por la salud de una persona, la respuesta que obtiene es una agresión. Y además, porque aunque es víctima de una agresión, tiene que abstraerse de la agresividad del paciente o de su acompañante y tratarlo como paciente", insistió el presidente de la entidad colegial.
Los 40 casos registrados por el Colegio malagueño son sólo la punta del iceberg porque muchos casos ni siquiera se comunican. Y además, porque si se suman las agresiones a todas las categorías de trabajadores de los centros sanitarios rozan los 240, según datos facilitados recientemente por el Sindicato de Enfermería (Satse). Estos números suponen que las agresiones se han cuadruplicado en los últimos siete años, ya que en 2001 se produjeron 59.
Para Sánchez Luque, la sobrecarga asistencial de los centros es a veces detonante de las agresiones. También el hecho de que desde la Administración se prometa una cartera asistencial muy completa que en ocasiones no se corresponde con la realidad debido a la falta de recursos. El Colegio ofrece a los médicos agredidos desde asesoramiento jurídico y asistencia psicológica hasta un seguro para cubrir ciertos gastos.
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