domingo, 24 de octubre de 2010

SANIDAD EN MALAGA "FALTAN CAMAS "

Diagnóstico compartido: faltan camas


Chequeo a la sanidad pública malagueña. El diagnóstico es rotundo: goza de buena salud, pero tiene achaques. La dolencia más grave es la falta de camas -con un déficit de un millar- en una provincia que ha crecido un tercio en número de habitantes desde 1993, cuando se inauguró el último hospital.


El déficit crónico de la falta de camas, el problema del envejecimiento de la población, el lastre de las listas de espera, la carencia de médicos en algunas especialidades... La radiografía a la sanidad pública malagueña presenta achaques sobre los que debaten cuatro profesionales del ramo: la directora de la unidad de gestión clínica y de cuidados críticos y de urgencias del Hospital Clínico, María Victoria de la Torre; el presidente del Colegio de Médicos de Málaga, Juan José Sánchez Luque; el director médico del Complejo Hospitalario Integral Privado (CHIP), Gustavo Nofuentes, y el secretario provincial de Sanidad de Comisiones Obreras, Rafael González Delgado.


Déficit


A la cola de Andalucía en número de camas

Los seis hospitales públicos de Málaga cuentan con 2.720 camas, más 374 concertadas. Pero desde que se inauguró el Costa del Sol de Marbella no se ha construido ningún centro sanitario público. Era 1993. Para María Victoria de la Torre, «en la última década, Málaga destaca por tener el menor número de camas por cada mil habitantes de todas las provincias andaluzas». González Delgado interviene: «La situación actual es que tenemos dos grandes hospitales, y uno de ellos, Carlos Haya, repartido en tres pabellones, con la dificultad que eso provoca de funcionamiento». Sánchez Luque va más allá: «El perfil con el que nos vamos a encontrar es un paciente con patología crónica que requiere una serie de prestaciones de servicios. La medicina se está burocratizando, y nos preocupa».

Gustavo Nofuentes desea puntualizar que habla como «médico viejo»: «Mi impresión es que se pueden decir las cosas, pero sin alarmar. La población en el futuro no va a estar desatendida, pues se destinarán los recursos a lo que hay, como se ha hecho siempre. En el 82 empiezan las transferencias a la Junta, y el recorrido que se ha hecho en esta autonomía ha sido extraordinario. Pero hay déficits, como la falta de inversión en camas. O que el Chare de Benalmádena se construya por iniciativa de un Ayuntamiento cuando no es competencia municipal. La obligación del Ayuntamiento de Málaga es la cesión de terrenos y la mejor ubicación posible para el megahospital, y la de la consejería, hacerlo».


Demanda


Respuesta privada a problemas públicos

Las listas de espera han aumentado los seguros privados, y se calcula que 200.000 malagueños mantienen suscritas pólizas con compañías médicas. Rafael González desbroza esta idea: «Paralelamente al estancamiento de la inversión en infraestructuras de asistencia especializada se ha producido un avance de la medicina privada. Allí donde la oferta pública no atiende las necesidades que se plantean en la población se produce una respuesta privada. La sanidad privada históricamente ha servido de válvula de escape del sistema público para cumplir una serie de decretos bastante ambiciosos que se planteó el Gobierno andaluz en cuanto al tiempo de espera». Juan José Sánchez habla incluso de efecto dominó: «Respecto a la transformación que experimenta el sector privado en Málaga, ha habido un efecto dominó que ha hecho que todas las clínicas privadas vayan mejorando».

Desde su experiencia, Nofuentes detalla: «Hay un déficit estructural del sistema público, con unas coberturas de cumplimiento en un tiempo máximo. No sólo tienen que asumir la salud de los ciudadanos, sino que se han marcado un decreto de garantías de tiempo para dar respuesta a la demanda sanitaria. La percepción del ciudadano es que el tiempo de demora es importante».

Urgencias


La población flotante de Málaga

María Victoria de la Torre entra en cifras a la hora de analizar las urgencias, y coteja datos: «En 2008, en Andalucía se atendieron a 3.863.000 personas en urgencias; 821.000 corresponden a Sevilla y 815.000 a Málaga. Las urgencias son un indicador de la presión asistencial que recibimos en los hospitales, y llama la atención que la asistencia a las urgencias es similar en Sevilla y Málaga, teniendo Sevilla una población superior en 300.000 personas. Eso significa que Málaga tiene una población flotante mucho mayor».

La directora de la unidad de gestión clínica y de cuidados críticos y de urgencias del Clínico desmenuza la provincia: «En el estudio de frecuencia de las urgencias durante julio y agosto se ve que en el Costa del Sol, Clínico (incluidos Torremolinos y Benalmádena) y Axarquía aumentan de un 7 a un 10%, mientras en Ronda, Carlos Haya y Antequera se mantienen igual todo el año. Ese pico se debe a una población flotante que hace que nuestras urgencias sean idénticas a las de Sevilla. Entre un 8 y un 10% de esas urgencias se ingresan en los hospitales, por lo que en Sevilla la cifra sería de 20.000 enfermos más que en Málaga».

Sin pausa, reflexiona: «En verano no tenemos problemas para ingresar de urgencia a planta; llega septiembre y la lista de espera entra en conflicto con la hospitalización del paciente de urgencias. ¿Cuál es más débil, el paciente de prioridad programada o el paciente que viene por urgencias? El que viene por urgencia, y lo sufre el paciente».

Tercia Gustavo Nofuentes: «Quizás esa diferencia entre invierno y verano se deba también a que disminuye la actividad hospitalaria en una serie de servicios, que se dejan para septiembre», y concluye De la Torre: «En verano se cierran plantas y hay menos disponibilidad de camas. El problema es la lista de espera, que machaca a los equipos directivos».

Especialistas


Mejora del marco laboral

Otra cuestión que se debate: especialidades sin médicos disponibles, como anestesistas, ginecólogos o pediatras -los bajos salarios y las condiciones laborales poco satisfactorias pueden estar detrás del problema- y la petición, que ha caído en saco roto, de retrasar de 65 a 70 años por voluntad propia la edad de jubilación, pues prolongar la vida profesional paliaría esa falta de especialistas. Máxime tras la previsión de que la demanda es mayor que la oferta en cuanto a facultativos colegiados, con un desfase de 800 médicos en una década, ya que en este tiempo el retiro forzoso dejará libres 1.800 puestos, y la Facultad de Medicina sólo proporciona un millar de licenciados.

Habla el presidente del Colegio de Médicos: «Trabajamos en la prevención, y tenemos magníficos profesionales que se forman en la facultades de medicina andaluzas. Vamos a cuidarlos para que cuando terminen su periodo de formación encuentren las condiciones idóneas para que se queden a trabajar en nuestra Comunidad. Aquellos médicos que llegan a los 65 años y, de forma voluntaria, desean seguir ejerciendo, que lo hagan. Y que no tengan una merma económica aquellos que trabajan en el sistema público y quieran compaginarlo con el sector privado. Lo que no se puede es mover el mercado abriendo el grifo de las facultades de medicina de forma indiscriminada».
Sale al quite Rafael González: «Decía Marañón que el 25% de las enfermedades son incurables y el 75% se curan solas. Así que lo que no es incurable tiene solución. Hay medidas paliativas para aumentar los recursos, la primera pasa por la mejora de las condiciones laborales y profesionales de los facultativos». Y concluye Gustavo Nofuentes: «La estabilidad es una de las cosas que te da la garantía para evitar las migraciones».

Recursos


Envejecimiento y problemas crónicos

Otro problema es el envejecimiento de la población, que demanda mayores servicios, sobre todo de patologías crónicas y de oncología. María Victoria de la Torre echa de menos «la visión global del paciente, pues los enfermos no se pueden ver por parcelas. Sería una pena que el sistema sanitario perdiera profesionales de especialidades horizontales, capacitados para ver cualquier tipo de problema, como serían los médicos de familia, muy útiles para el servicio al ciudadano. Hace falta el espacio para atender a esa población con problemas crónicos. A mí me encantaría que hubiera más unión entre los recursos sociales y la parte sanitaria, que están íntimamente unidas, sobre todo hablando de enfermedades crónicas y envejecimiento de la población».

Juan José Sánchez Luque aporta su visión: «En esta comunidad se han hecho cosas buenas. En el año 2000 se desarrolló lo que se llamó un proceso asistencial, y muchos médicos vimos magnífico el poder integrar, optimizar todos los recursos para atender cada vez más patologías. El problema no ha venido por el diseño, sino por su aplicación práctica. Desde el Colegio de Médicos hemos puesto en marcha una campaña dirigida a los médicos y a los ciudadanos con una palabra clave, confianza: los médicos pedimos confianza también a la Administración para que esas unidades de gestión clínica, que son fórmulas de autogestión de los profesionales, lo sean en la práctica. La solución es que los profesionales nos autogestionemos siempre desde un uso racional, y eso se consigue con confianza».

El secretario provincial de Sanidad de Comisiones Obreras y médico de familia ahonda en el problema. «La formación, sobre todo en atención primaria que es el ámbito que domino, ha desaparecido. Eran habituales cuando era residente las ponencias en congresos o las sesiones clínicas, y los programas de salud se han resentido, y las visitas a los discapacitados que antes se hacían de una forma regular se espacian en el tiempo».


Nofuentes vuelve a hablar como «médico viejo»: «Cuando se hicieron las transferencias a Andalucía, el presupuesto sanitario era de 980 euros por ciudadano y año, más o menos, hoy llega a los 1.300, y han transcurrido 25 años. El gestor recibe un dinero para atender al ciudadano, tiene que darle todo lo que demanda, y ha crecido la población, nos hacemos más mayores, vas incrementando la tecnología, la complejidad de las intervenciones, cada vez más enfermos con más patologías. Sin embargo, se mantiene el 7% del PIB que se destina a Sanidad. Y los milagros, en los panes y los peces...»

domingo, 17 de octubre de 2010

el precio de la sanidad en MÁLAGA ,FACTURA SANITARIA

Para que el lector se haga una idea, el precio medio diario de un paciente encamado en un gran hospital público es de 600 euros. En cambio, en una clínica privada el dinero que se abona ronda los 150 o 200 euros de media, de ahí que al SAS le salga más rentable firmar conciertos con clínicas privadas para aligerar su lista de espera de algunas patologías que llevar a cabo esas operaciones con sus propios medios y profesionales.

Estar sano no sólo es bueno para la persona cuyo organismo no soporta ninguna enfermedad, sino que repercute beneficiosamente en las cuentas de la Consejería de Salud y del SAS. Y es que la salud tiene un precio muy elevado. Así, el gasto sanitario público en Málaga supera los 1.900 millones de euros este año (dinero que es tres veces el importe que vale construir y equipar el macrohospital), lo que representa un coste medio que rebasa los 1.260 euros por persona. Las cifras son claras y no dejan lugar a dudas: la factura sanitaria crece de forma imparable. Eso hace que el SAS y la Consejería de Salud realicen a diario un importante desembolso para atender las necesidades de los enfermos. El progresivo envejecimiento de la población y el aumento de padecimientos crónicos incrementan las necesidades de recibir asistencia. A ello se une al avance de las nuevas tecnologías y de tratamientos novedosos muy eficaces, pero con un coste muy caro. Aparte, hay que contar con el gasto farmacéutico, cantidad que el año pasado se elevó a 410 millones de euros en la provincia de Málaga.

La suma del dinero destinado a hacer frente a las nóminas de los profesionales, las inversiones en tecnología, las obras de mejora en los centros, las pruebas diagnósticas, las intervenciones quirúrgicas, las estancias hospitalarias, los tratamientos farmacológicos, la investigación, los conciertos con clínicas privadas y el transporte sanitario, entre otras partidas, suponen un cuantioso gasto cada año. En el caso de Málaga, esa cantidad supera los 2.000 millones de euros este año, es decir, a los más 1.900 del gasto sanitario hay que añadir un centenar, aproximadamente, dirigido a lo que el sistema sanitario público andaluz denomina actividades complementarias. El importe mayor de ellas son los 65,5 millones de euros con los que se sufragan los conciertos con la sanidad privada. Entre esos acuerdos destacan los suscritos con los centros privados Hospital Doctor Pascual, Clínica La Encarnación, Clínica Nuestra Señora del Pilar y el Centro Asistencial San Juan de Dios.

La idea de que la asistencia sanitaria publica es gratuita se sustenta en un error. El usuario no paga de forma directa tras recibir la atención, pero lo hace de manera indirecta a través de los impuestos. Lo que resulta evidente es que la mayoría de los ciudadanos no podrían asumir el coste de la factura de operaciones de gran complejidad, largas estancias en la unidad de cuidados intensivos o tratamientos de por vida de padecimientos crónicos. Por eso, para que no se rompa la equidad, es necesario hacer un uso racional de los hospitales y de los centros de salud. A veces, como no se abona en metálico nada cuando se recurre a la sanidad pública, existe la sensación de que el servicio que se recibe no tiene ningún coste, cuando eso no es así, sino todo lo contrario. La consecuencia es una mala utilización de los recursos.

La Consejería de Salud va a poner en marcha un proyecto llamado 'factura sombra' que consiste en entregarles a los pacientes una nota con el precio que ha supuesto su atención. La medida empezará a aplicarse en el Hospital Costa del Sol. Con 'la factura sombra', que no tendrá coste para el usuario, se pretende mejorar el uso racional de la sanidad.

Ir a urgencias indebidamente

«No le negamos la asistencia a nadie cuando acude a un hospital o a un centro de salud, independientemente de que su problema no nos corresponda a nosotros resolverlo. Lo que no parece lógico es ir a las urgencias de un hospital con una rozadura leve en un pie, producida por el calzado, cuando es algo que se solventa con una simple tirita», afirma un profesional consultado por este periódico. Otros expertos consideran que la creencia de que la sanidad es gratuita crea unas expectativas entre la población que no se corresponden con la realidad. «Es preciso explicar bien que los recursos no son infinitos y que el coste en salud es cada vez mayor», señalaron.


El importe es muy superior en la unidad de cuidados intensivos (UCI) de un hospital del tipo de Carlos Haya, donde un paciente le cuesta al SAS cada día una media de 2.000 euros y, en casos muy graves, en los que el enfermo precisa ventilación asistida y tratamientos sofisticados, el importe diario puede llegar a los 3.000 euros. El coste de la estancia en una UCI de un centro privado es más barato y oscila de media entre los 400 y los 500 euros. El motivo de esa diferencia tan abrumadora de precios estriba en que los hospitales públicos disponen de mucho más profesionales de todas las categorías (médicos especialistas, enfermeros, auxiliares, celadores, personal de limpieza, etcétera), lo que dispara los costes, sin dejar en el olvido lo caros que son algunos de los tratamientos que se aplican en la sanidad pública y que para la privada no resultan rentables.
Los medicamentos antirretrovirales que recibe cada persona con VIH-sida suponen, por ejemplo, un desembolso anual que está en torno a los 6.000 euros, mientras que las terapias biológicas que se emplean para combatir dolencias neurológicas, reumatológicas o alergológicas se pueden ir a los 10.000 euros por usuario. Una operación para implantar una prótesis de cadera llega a los 5.000 euros y, si el proceso se complica, alcanza los 6.000 euros. Asimismo, una intervención de neurocirugía para extirpar un tumor cerebral muy complejo, en la que participan distintos especialistas y se prolonga durante varias horas, puede supera los 20.000 euros.

«El gasto sanitario es una especie de caja sin fondo. Cuanto más dinero se destina, más son las demandas y necesidades de la población», indican las fuentes citadas anteriormente. «La clave para que la situación no se nos escape de las manos y no haya forma de cubrir de forma gratuita todas las prestaciones es hacer un mejor uso de la sanidad pública. Hace falta mayor concienciación», señalan. En ese sentido, subrayan que el progresivo e imparable envejecimiento de los españoles agudizará el problema en los próximos años.

Los avances quirúrgicos y tecnológicos permiten salvar la vida a pacientes que hace unas décadas no tenían ninguna posibilidad de supervivencia. Esas técnicas y tratamientos son efectivos, pero muy caros. Un trasplante de riñón cuesta 28.000 euros, y el dinero que se invierte en ese paciente para cubrir el tratamiento del primer año tras el implante renal es 55.000 euros. Por su parte, un trasplante de hígado sale por 56.000 euros, mientras que uno de corazón por 53.000 y uno de pulmón por 62.000 euros. El precio anual por enfermo que recibe un tratamiento de hemodiálisis es de 40.000 euros.

Para hacer frente a todos sus gastos, los hospitales de gran nivel deben manejar presupuestos muy elevados. En el caso del Complejo Hospitalario Carlos Haya sus cuentas de este año llegan a los 460,8 millones de euros, mientras que las del Clínico son de 250 millones. Por su parte el del Costa del Sol de Marbella (incluido el CHARE de Benalmádena) asciende a 168 millones de euros.

Distritos sanitarios




El distrito de atención primaria con un mayor volumen presupuestario es el de Málaga, con 87 millones, seguido por el de la Costa del Sol (60,4 millones) y el del Guadalhorce (26,8 millones). La investigación en materia de salud en la provincia malagueña también dispone de una partida importante: 20 millones de euros. Asimismo, el dinero destinado este ejercicio para el área de gestión sanitaria de la Axarquía es de 97,7 millones de euros, cantidad que para el área de la Serranía suma 87,6 millones, mientras que a la zona de Antequera le corresponden 85,6 millones de euros.

jueves, 7 de octubre de 2010

ANDALUCÍA CONSTRUIRÁ 20 NUEVOS CENTROS HOSPITALARIOS

ANDALUCÍA CONSTRUIRÁ 20 NUEVOS CENTROS HOSPITALARIOS








La consejera María Jesús Montero Sevilla 06/10/2010 La consejera de Salud de la Junta de Andalucía, María Jesús Montero, ha informado que la Junta de Andalucía está realizando las actuaciones necesarias para la construcción de 20 nuevos centros hospitalarios que permitirán acercar la atención hospitalaria a la ciudadanía y mejorar así la accesibilidad.



Estos nuevos centros configurarán una red de 65 hospitales. La responsable de salud explicó que los distintos proyectos se encuentran en fase de construcción o en la fase administrativa previa. Subrayó que el programa de obras planificado sigue su curso en su conjunto y que, en los presupuestos anuales, se incluyen las dotaciones necesarias para ir avanzando en la proyección y ejecución de las obras.



En este sentido, destacó la importante inversión que representan estos centros, cerca de 370 millones de euros, sin incluir los nuevos hospitales de Cádiz, Jaén y Málaga. La consejera de Salud informó también sobre la situación y previsiones de cada uno de los proyectos, así como de las incidencias que se hayan podido producir derivadas del planeamiento urbanístico o de factores como los climatológicos.



Además, afirmó que continuará extendiéndose la red de centros hospitalarios de alta resolución especializada, actualmente con 11 centros en funcionamiento. En concreto, se están desarrollando actuaciones en 14 proyectos para la construcción de hospitales de alta resolución especializada.



Nuevos hospitales



En lo que se refiere a la provincia de Cádiz, el nuevo hospital de Cádiz se encuentra en la fase de redacción de anteproyecto y pliego de prescripciones técnicas que servirá de base a la licitación de las obras. Las fechas de comienzo y ejecución de las obras vendrán, por tanto, determinadas por lo que se recoja en este sentido en el anteproyecto, que estará finalizado en los primeros meses de 2011.



En cuanto al nuevo Hospital de La Línea, ha sido una de las actuaciones más afectadas por las intensas lluvias del otoño 2009 e invierno 2010, que han hecho necesario recalcular la cimentación del nuevo Hospital. En la actualidad, el proyecto modificado ha sido supervisado favorablemente y se está realizando la tramitación de las cláusulas adicionales del contrato de ejecución de obras y dirección de obras.



En Granada, las obras del Hospital Campus de la Salud están a punto de finalizar, tras lo cual se procederá a la dotación de equipamiento y el traslado desde el hospital San Cecilio. Por su parte, en el caso del nuevo Hospital de Jaén, se ha ofertado ya el terreno por parte del Ayuntamiento y, en la actualidad, se está a la espera de la planimetría y la ordenación del sector desde el punto de vista urbanístico, con el objetivo de comprobar que se adecuan a los requerimientos de una instalación sanitaria de estas características.



De otro lado, las obras del nuevo Hospital de Ronda transcurren con normalidad y la previsión es que finalicen en julio de 2012. En cuanto al proyecto del nuevo Hospital de Málaga, debido a su envergadura, tanto técnica como económica, se plantea en su ejecución de forma modular y como primera pieza de este macrocomplejo se acometerá el Instituto de Investigación. Actualmente, se ha procedido a licitar el expediente de redacción de proyecto del mismo.