Los médicos, que se esfuerzan por curar a los demás, acaban convertidos en enfermos y sufriendo lo que se conoce como el 'síndrome del quemado' -'burn out'-. Entre el 45 y el 60% de los facultativos de atención primaria padecen un desgaste psicológico que les produce estrés y ansiedad.
Detrás de este desgaste emocional está la sobrecarga de actividad que soportan los profesionales en su ejercicio diario. La falta de tiempo para ver a los pacientes, el exceso de trabajo, la pérdida de reconocimiento social y los problemas laborales son factores que favorecen la aparición del 'síndrome del quemado'.
El presidente de la Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria (Samfyc), Manuel Lubián, explicó a este periódico que existen instrumentos científicos para establecer que un médico padece 'burn out'.
«No es algo subjetivo: se puede medir el grado de sobrecarga emocional que presentan los profesionales. Los estudios realizados en Andalucía y en España indican que del 45 al 60% de los médicos de familia, de los MIR (médicos internos residentes) y los especialistas de hospital dan positivo cuando se les hace un test para determinar si sufren desgaste psicológico», subrayó el doctor Lubián.
Añadió que las cifras que arrojan esos estudios son llamativas y revelan que algo debe de estar ocurriendo para haya ese estrés entre los facultativos.
Las causas son fundamentalmente tres.
- En primer lugar, están los factores propios de la profesión médica;
- En segundo, los que se relacionan con los pacientes y,
- En tercero, los factores laborales y organizativos.
Si se suman los tres, el panorama que aparece es de desgaste, ansiedad y presión psicológica, lo que repercute negativamente en la salud de los médicos, muchos de los cuales se ven desbordados y atacados por el 'síndrome del quemado'.
Situaciones estresantes
Los profesionales de la medicina siempre han estado sometidos a situaciones estresantes, señaló el doctor Lubián. En ese sentido, manifestó: «Los médicos somos un recurso sanitario que hay que utilizar bien, porque de esa forma se beneficiará más la población».
Los facultativos que más se implican con la sanidad pública y se comprometen de forma más intensa con el trabajo que desarrollan son los más propensos al 'burn out', afirmó el presidente de la Samfyc.
Si a eso se le une que las relaciones con los pacientes no siempre son fáciles, ya que estos a veces esperan más de lo que pueden darles los profesionales, las posibilidades de acabar quemado aumentan. No hay que olvidar, además, que estar todo el día en contacto con la enfermedad y la muerte es una circunstancia desagradable que erosiona mentalmente, sobre todo cuando se ve que no se puede hacer más por el paciente.
El tercer motivo de este proceso, y no menos importante, tiene que ver directamente con los problemas laborales y organizativos de los centros sanitarios. Las condiciones en que los médicos desarrollan su actividad, en muchas ocasiones, no son las mejores.
Los facultativos se enfrentan a una lacra que les va minando: la falta de tiempo para atender a los enfermos. De ahí que uno de los caballos de batalla de la Samfyc sea que se logre un incremento de las plantillas para que los profesionales puedan dedicar más minutos a los usuarios cuando pasan consulta.
«Es frecuente que haya médicos que doblen cupo, es decir, que además de ver a sus pacientes deben hacerse cargo de los de otro compañero. Todo ello provoca un cansancio emocional crónico. Es un desgaste sostenido, no algo puntual», recalcó Manuel Lubián.
Soluciones
Para enfrentarse al síndrome del quemado hay varias soluciones.
Así, en los casos en que el estrés y la ansiedad son más intensos, lo recomendable es recibir ayuda psicológica e, incluso, psiquiátrica. Aunque estas terapias son efectivas, el número de médicos 'quemados' que recurren a ellas es escaso.
Otra medida positiva pasa por mejorar las relaciones con los pacientes. «Los usuarios deben darse cuenta de que no tienen derecho a todo. Hay cosas que los médicos no podemos darles», señaló el presidente de la Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria.
La situación laboral de los facultativos de atención primaria mejoraría si se produjese un aumento de las plantillas, lo que permitiría que ningún médico tuviese asignado a su cupo más de 1.500 usuarios. Esa cifra es la que acordaron las sociedades científicas con la Consejería de Salud. Sin embargo, según Lubián, hay centros de salud en los que los cupos rebasan ese número de pacientes, aunque hay otros en los que la cifra es menor.
El secretario provincial de Sanidad de Comisiones Obreras, Rafael González Delgado, señaló que «la situación de quemazón que padecen los médicos es evidente». Este sindicalista, que es facultativo de familia, precisó que los profesionales sanitarios son, junto a los docentes, los trabajadores que más sufren 'el síndrome del quemado'. A ese respecto, aseguró que del 20 al 80% de los médicos se han visto afectados por este problema de desgaste emocional en su ejercicio profesional.
Solo puedo confirmar, como no profesional, pero como colaboradora en un hospital malagueño(SAS) durante casi 8 años, que todo lo que escribe el Dr. Manuel Martiga Ortega Malasca y todo lo ref. al stress medico publicado por LACIBIS es un hecho que he podido comprobar durante todos estos años. Al principio no entendio porque los medicos atendieron a los pacientes tan brevemente, despues de un poco de experiencia puedo decir "chapeau" o chapo a los medicos.
ResponderEliminarSin mas pero seguir la lucha para poder atender de una manera digna a los pacientes.
¡Cuantas verdades!
ResponderEliminarComo no profesional pero si durante muchos años colaboradora en un hospital malagueño(SAS) solo puedo decir que los comentarios hechos por LACIBIS y el DR. ORTEGA MARLASCA son pura verdad. Al principio de la labor que hacia no entendia porque los medicos pasaron consulta tan rapidamente y superficialmente, despues he tenido la suerte de poder entenderlo todo.Es bastante dificil de comprender cuando no pertenece a la profesion medical, solo la experienca me ha abierto los ojo. Adelante la lucha para una profesion que se pueda ejercer de una manera digna.