La Salud andaluza destina 3.000 millones de euros al año para la atención de los enfermos.- Un experto alerta del encarecimiento del sistema con los avances médicos
Un domingo se despierta con un fuerte dolor de estómago. Piensa que quizá se deba a que la noche anterior comió y bebió más de la cuenta entre la cena con postre, la larga sobremesa y las copas en tres bares distintos. Pero el dolor persiste y decide acudir a urgencias. Puede que el médico le explore y confirme que no es nada que no se le pase con reposo y dieta blanda. En ese caso, el coste de la atención que usted ha recibido estará probablemente por debajo de los 140 euros de media que le cuesta cada urgencia hospitalaria al Servicio Andaluz de Salud (SAS).
Pero también es posible que el médico observe que algunos de sus síntomas coinciden con los de la apendicitis y decida hacerle una ecografía abdominal, que cuesta unos 35 euros. Si todo está bien, podrá irse a casa. Pero en caso de que se confirmen los temores del médico tendrá que pasar por quirófano. El coste normal de una operación de apendicitis es de 2.500 euros. Aunque si surgen complicaciones se dispara hasta los 6.000. Luego, se tendrá que quedar cuatro o cinco días en el hospital, lo que incrementará el importe de su atención en no menos de 2.400 euros (alrededor de 600 euros al día de media). Si el SAS cobrara por los servicios que presta su cuenta no bajaría de los 5.000 euros y podría rondar los 15.000 si la apendicitis y su recuperación se complicó. Pero si usted está entre los 7,9 millones de andaluces con derecho a asistencia sanitaria gratuita, se irá del hospital sin pagar nada. Según los cálculos de la Consejería de Salud, la atención sanitaria cuesta 1.240 euros al año por beneficiario, es decir, 103 euros al mes.
La sanidad gratis es un derecho al que ni la Administración ni los usuarios quieren renunciar. Pero Salud sí que pretende mentalizar al ciudadano del coste del servicio.La consejera de Salud, María Jesús Montero, anunció hace unas semanas que el SAS informará a los pacientes, una vez dados de alta, de lo que ha costado su atención. La directora general de Planificación e Innovación Sanitaria, Celia Gómez, asegura, como hizo Montero, que esta medida no es un paso hacia el copago de la sanidad entre el usuario y la Administración. "Rotundamente no", insiste Gómez. "La idea es hacer un ejercicio de transparencia y que hagamos un uso responsable".
Porque, resulte caro o barato, el usuario desconoce cuánto cuesta mantener un sistema al que todos colaboramos con los impuestos. El presupuesto del SAS para 2010 es de 8.989,2 millones de euros, de los que aproximadamente un tercio (2.996,4 millones) se destinan a sufragar la atención. Según los datos de Salud, 7,9 millones de andaluces tienen derecho a la sanidad gratuita (la población total es de 8,3 millones). En total, Salud asegura que la atención sanitaria cuesta 1.240 euros al año por beneficiario, unos 103 euros al mes.
"No parece caro teniendo en cuenta que cubre todos los servicios", admite José Luis Pinto, catedrático del departamento de Economía, Métodos Cuantitativos e Historia Económica de la Universidad Pablo de Olavide y experto en Economía de la Salud. El profesor refuerza su impresión al compararlo con el importe del seguro médico de una familia media de Estados Unidos, que ronda los 10.000 euros.
Pinto defiende las bondades del sistema público, sobre todo por su eficacia ante los casos graves. "La impresión es que falla algo más en las circunstancias más triviales, como la atención en los ambulatorios o las esperas. Pero, en los momentos graves, que son los que de verdad interesan, funciona muy bien".
En el SAS se llevan a cabo cada día decenas de miles de actuaciones médicas. Desde el tratamiento de un simple catarro al trasplante de estructura facial realizado recientemente en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla, la mayor empresa de la capital y su área metropolitana. Sus 8.093 trabajadores representan el 2,38% del empleo de Sevilla, igual que los 100.000 trabajadores del SAS (incluidos los de la empresa pública de emergencias y todos los hospitales) le convierten, probablemente, en la empresa más grande del país, según la directora de Planificación e Innovación.
Desproporción
La asociación de consumidores Facua reconoce que existe una "desproporción a la baja" entre el volumen de actividad del SAS y las reclamaciones que reciben. Olga Ruiz, presidenta de Facua Andalucía, considera que el servicio es "mejorable" en algunos aspectos. "Pero puesto todo en una balanza el resultado es que tenemos una buena sanidad y que a veces los usuarios no sabemos valorarlo", señala.
Para el profesor Pinto, el gran reto es mantener la estabilidad de un sistema cuyo coste se multiplica con cada nuevo avance médico. Y admite tener dudas de que sea posible. "Nuestro sistema sanitario quiere llegar a todo. Le cuesta decir no. Pero las innovaciones médicas no paran, son cada vez más caras y hay que ver cómo hace el sistema para soportarlo", señala Pinto, que teme que se empiece a generar déficit.
Pero, a pesar de que los datos económicos del SAS apabullen, la directora general advierte de que el coste del servicio de salud tiene, ante todo, una "rentabilidad social". Aunque el envejecimiento demográfico y los avances tecnológicos agrandan año a año las cuentas. Quizá por eso, medidas como la información sobre el coste del tratamiento o las líneas telefónicas de consulta se vean como un intento de reeducar al usuario para garantizar la sostenibilidad. "Son herramientas que ayudan a decidir y que hacen el circuito más eficiente para todos", señala Gómez.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario