sábado, 6 de marzo de 2010

La falta de camas y la saturación de las urgencias se cronifican en el Clínico

Cuando en 1989 se abrió, el Hospital Clínico estaba situado en una zona en la que no había casas. Ahora se encuentra rodeado de viviendas y se ha creado un barrio a su alrededor. Ese crecimiento poblacional es una de las causas de que el Clínico soporte una importante presión asistencial. El número de usuarios que tiene asignado el hospital ha aumentado mucho en los últimos años. De ese modo, la saturación de las urgencias y la falta de camas han pasado de ser algo puntual a un hecho habitual. El problema se ha cronificado, con las consiguientes molestias para los enfermos y la impotencia de los profesionales para resolver una cuestión que se les escapa y ante la que deben ser los responsables de la Consejería de Salud los que pongan soluciones.


Enfermos y familiares se quejan de que pasan mucho tiempo en las urgencias hasta que se les encama. Hay pacientes que aguardan tres días hasta que son ingresados en una habitación. La demora se sustenta en que no hay camas libres. En estos momentos, debido a las obras de mejora que se realizan en el Clínico, el hospital dispone de 86 camas menos.

«La saturación en las urgencias se ha cronificado. Ahora la media para lograr una cama es de 48 horas. Y eso no es culpa de los profesionales, que hacen todo lo que pueden para aligerar la situación, sino de la gran presión que sufrimos», dijo a este periódico, Francisco Reina, del Sindicato de Enfermería (Satse). Añadió que si hay menos altas de pacientes que necesidades de ingresos «el tapón en urgencias está asegurado».

En ese sentido, Reina señaló que ese panorama sobrepasa al propio hospital. Por eso, considera que la Consejería de Salud debería actuar y llevar a cabo una redistribución de la sectorización de las áreas de influencia de los hospitales públicos, para que haya un reequilibrio y el Clínico no esté tan sobrecargado.

Sobrepasados

«El hospital no da más de sí. Es cierto que estamos inmersos en unas obras, pero es que cuando esos trabajos acaben seguiremos saturados, porque viene cada vez más gente a que la atendamos, y eso sobrepasa la capacidad que tenemos», indicó el representante del Satse. Reina fue contundente en el tema de las camas. «Se diga lo que se diga, al hospital le faltan camas, y no sólo por las obras, sino porque las que tiene son insuficientes para dar respuesta a la gran demanda de ingresos que tiene a diario».

Esa opinión es compartida por otros profesionales y por los usuarios. Los primeros no dan abasto en su trabajo y se refieren a la alta frecuentación que soporta el hospital, y los segundos sufren los retrasos provocados por la masificación que se produce con frecuencia en las urgencias.

La versión del hospital es que se trabaja al máximo para atender lo antes posible a los enfermos cuando llegan a urgencias, tanto a los que necesitan ser ingresados como a los que se marchan a sus casas tras haber sido vistos. Los mayores problemas se producen después de un fin de semana, ya que los sábados y los domingos se dan menos altas, lo que hace que el lunes haya más dificultad para encontrar camas libres.

Las fuentes añadieron que el 68% de los casos atendidos son banales o leves, por lo que podrían haber sido vistos en los centros de atención primaria. «Los usuarios vienen a nuestras urgencias porque le damos seguridad. A nadie se le niega la atención, lo que se hace es priorizar la asistencia en función de la gravedad de los pacientes. Lamentamos las esperas, pero se trabaja lo mejor posible», concluyeron.

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