El Servicio Andaluz de Salud (SAS) está utilizando su programa estrella, la creación de las unidades de gestión clínica, para castigar a algunos médicos que ocupan jefaturas de servicio en hospitales públicos y que se han mostrado críticos con la Administración.
Hace casi cinco años, la Junta de Andalucía se dio mucha prisa por aplicar un decreto nacional que adelantó la jubilación de los médicos de los 70 años a los 65.
Fue la excusa para hacer una purga entre los jefes de servicio más veteranos, algunos muy combativos contra la Administración, aunque en esos momentos hubiese un gran déficit de profesionales en los hospitales y centros de salud andaluces.
Ahora, el departamento que dirige la consejera de Salud, María Jesús Montero, sigue en la línea de acallar voces críticas y restar poder a los jefes de servicio a través de los directores de las unidades de gestión clínica, creadas en teoría para que los «profesionales se autoorganicen y gestionen los recursos».
Sin embargo, en la práctica, este modelo está sirviendo en algunos casos para dejar sin competencias o directamente castigar a los jefes de servicio más díscolos.
El caso más evidente y reciente es el del facultativo Rafael Perea, que tras trabajar 25 años en el Hospital de Riotinto, en la provincia de Huelva, se quedó sin la Jefatura del Servicio de Análisis Clínicos que ocupaba después de que la gerente de su hospital amortizara su plaza.
El SAS dijo que su plaza ya no era necesaria, pero la amortización fue una consecuencia directa o una «represalia», según el facultativo afectado, a la denuncia del cúmulo de irregularidades que rodean el nombramiento de la directora de la unidad de gestión clínica a cuyas órdenes debe trabajar ahora.
Sin embargo, su caso no es el único. Fuentes del Sindicato Médico confirmaron que «desde hace años» vienen detectando que el SAS utiliza a los responsables de las unidades de gestión clínica para apartar a los jefes de servicio. «Hay muchos ejemplos en todos los hospitales. Si el jefe del servicio es un profesional de reconocido y no es adepto al régimen, le colocan por encima a un director de la unidad de gestión clínica que sí lo sea y que, al final, es el que manda», resumió la fuente sindical consultada por este diario.
Una década aplicándolo
Hace una década, a finales de julio de 1999, el SAS redactó un documento en el que se plasmaba de forma oficial la creación de las unidades clínicas para atención primaria. Aquel compromiso sólo fue suscrito por los sindicatos CCOO y Satse. El Sindicato Médico no lo hizo porque consideraba que quedaban muchos cabos sueltos, como la incentivación de los profesionales.
Esta cuestión fue, precisamente, el detonante de una reciente denuncia del sindicato de enfermería Satse. El pasado mayo, esta central acusó a la dirección del hospital Virgen del Rocío de Sevilla de «falta de transparencia» en el reparto de las retribuciones variables de sus trabajadores previstas en el funcionamiento de las unidades de gestión clínica.
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